Por Hugo Jara Goldenberg
La comunidad internacional está atenta a las
evoluciones de una nave espacial norteamericana misteriosa que en estos
momentos orbita sobre nuestras cabezas. Se trata de del X37B, un avión no
tripulado muy parecido al Transbordador Espacial, aunque de menor tamaño.
El proyecto, clasificado como secreto de
estado, está en manos del Departamento de Defensa de EEUU, y es operado por la USAF (Fuerza Aérea de EEUU).
Aunque el X37B está bajo el control de los militares,
su origen es civil. Como proyecto surgió a principio de los años 90 en las
oficinas de la NASA, la cual buscaba construir una nave no tripulada que fuera capaz de
maniobrar en el Espacio y regresar a la Tierra en forma totalmente automática,
y que además pudiera realizar misiones de larga duración (varios meses). El objetivo era disponer de un vehículo barato
de operar, con el cual poder realizar investigación sobre nuevas tecnologías
para aplicar a las futuras generaciones de naves espaciales y a un costo
reducido, comparado con los desarrollos tradicionales. Otro uso potencial era emplear
a esta aeronave espacial como vehículo de salvamento de la Estación Espacial Internacional (ISS), pero esta opción se descartó ya que es más barato utilizar
para tal fin, a las veteranas y probadas naves rusas Soyuz.
La nave X37B es
lanzada a su órbita en los cohetes Delta
IV y Atlas V, y originalmente también se contemplaba llevarlas al Espacio en
los ya jubilados Transbordares Espaciales, pero esta última opción fue
descartada cuando ocurrió el accidente del Transbordador Espacial Columbia en
febrero de 2003. Ya en el Espacio, en su amplia bodega se pueden realizar
experimentos de diversa naturaleza y probar in-situ nuevos sistemas aeroespaciales (mecánicos,
estructurales, de control, de propulsión, de protección, de guía automática, aviónica,
de software, etc), cuyos resultados se pueden estudiar con toda comodidad desde
la Tierra, en tiempo real. Después de cumplida su misión, con duraciones que se
pueden prolongar por varios meses, el X37B regresa a Tierra por sus propios medios
y aterriza como un avión, pero como ya se señaló, lo hace de manera totalmente
automática, es decir sin ningún control desde tierra.
En manos del Pentágono
En el año 2004, el proyecto fue traspasado a la DARPA
(Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa) dependiente del
Pentágono, en donde se fusionó con la iniciativa X-40 de la Fuera Aérea de EEUU, que estaba desarrollando una aeronave
similar de menor tamaño. Al proyecto resultante se le denominó X37B, las
primeras pruebas de vuelo atmosférico se
realizaron en el año 2006 y el primer lanzamiento al espacio ocurrió en el año
2010.
La apariencia del X37B es muy similar al de los
Transbordadores Espaciales, pero de menor tamaño, aproximadamente una cuarta
parte de éstos. Sus dimensiones son longitud de 8.9 m, envergadura de 4.5 m,
altura de 2.9 m y una masa de 4990 kg. Con respecto a las condiciones de vuelo,
alcanza una velocidad de 28.200 km/h, orbita a una altitud promedio de 400 km, y la duración típica de cada misión es de 9
meses.
Pero esta nave que, una vez en el Espacio, pareciera
ser similar a un satélite, en realidad es muy diferente. De partida debemos
recordar que los satélites son naves pasivas, en el sentido que son puestas en
cierta órbita y permanecen en ella siguiendo obedientemente las Leyes de la
Gravedad, siendo sus mecanismos de control (pequeños motores cohete) muy
limitados y utilizados exclusivamente para hacer ligeros ajustes a las órbitas.
Por otro lado, los delicados componentes de abordo sufren un rápido e inevitable
deterioro debido a las extremas condiciones del espacio exterior, lo cual
determina que los satélites posean una vida útil de pocos años. El X37B, en
tanto, posee amplias capacidades para maniobrar en el espacio, cambiar de
órbita a voluntad y por supuesto de volver a la Tierra en cualquier momento,
y una vez en casa puede ser sometido a
una completa mantención que lo deja preparado, y como nuevo, para futuras
misiones.
El X37B en vuelo
El primer vuelo operativo oficial, denominado OTV-1
(Orbital Test Vehicule), se llevó a cabo en el año 2010, despegando desde Cabo
Cañaveral (Florida, USA), sobre un cohete Atlas V, el 21 de abril, y
aterrizando, después de siete meses y medio (220 días) en el Espacio, el 3 de
diciembre.
Después de un análisis exhaustivo de este primer vuelo, las autoridades dieron
luz verde para una segunda misión bautizada OTV-2, que se inició el 5 de marzo de 2011, y se
prolongó por más de 15 meses (469 días). Aterrizando el 16 de junio de 2012,
superando este vuelo por mucho a la autonomía estándar de 9 meses determinada
para estas misiones.
En tercer vuelo designado como OTV-3, aún se encuentra
en desarrollo. La misión se inició el 25 de octubre de 2012 y al igual que las
anteriores, está catalogada como confidencial.
Con respecto a lo que hay detrás de estas misiones, la
Fuerza Aérea de EEUU se ha limitado a señalar que se trata de vuelos cuyo
objetivo principal es probar nuevas tecnologías, y por su naturaleza militar no
se entrega información sobre la órbita
de la nave. Sin embargo, las redes internacionales de astrónomos amateurs rápidamente
identifican a cualquier vehículo que orbite en torno a la Tierra, y ya en el primer
vuelo del año 2010, se determinaron los parámetros orbitales, que en aquella
oportunidad eran de Inclinación: 39°59’24”; Perigeo-Apogeo: 401-422 km; Tiempo
de órbita: 90 minutos. La actual misión
(OTV -3), posee parámetros muy parecidos y existe software que permite
determinar en qué momentos es posible observar su paso desde la superficie de
la Tierra.
Personalmente lo he visto cruzar los cielos muchas
veces y al momento de escribir este artículo reviso que el siguiente paso
visible en condiciones favorables sobre Concepción–Chile (36°46'40"S, 73°05'06"W), será el 23
de julio de 2013 a las 18:23:48 (GMT-3), con una magnitud de 2.3. Visualmente
se observará como todo satélite, es decir como un pequeño punto brillante que
se desplazará lentamente en el cielo, en este caso con un rumbo desde el Suroeste
(WSW) hacia el Noreste (ENE). A continuación se muestra la trayectoria sobre el
terreno del paso del 23 de julio de 2013, la cual fue obtenida del sitio http://www.heavens-above.com
Uso militar
Aunque las autoridades norteamericanas insisten en el
carácter científico del proyecto, las especiales características y capacidades
del X37B despiertan la suspicacia de sus
principales potencias rivales, quienes miran con recelo a esta iniciativa y le
atribuyen un uso militar, aventurando que se trata de una nave espacial espía y
de guerra.
Después de todo no es difícil imaginar la preocupación
de países como China y Rusia ya que el versátil X37B, además de sus inocentes tareas de
investigación científica, puede hacer cosas tan mortíferas como embarcar armas
y atacar en despliegues rápidos cualquier punto de la superficie de la Tierra,
y también posee la capacidad de destruir
satélites enemigos junto con proteger los propios o los de sus aliados.
En definitiva el X37B es la primera nave espacial de
guerra totalmente operativa, y entendiéndolo así China ha señalado que con esto
se ha iniciado una carrera armamentista, dando a entender que ellos, y se
presume que también los rusos, están ya trabajando en tecnologías similares,
incorporando desde ahora al Espacio, como una nueva dimensión en la que se
desarrollarán las inevitables guerras del futuro.
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